Elegir un idioma para aprender en la tercera edad es mucho más que una decisión práctica. De hecho, cuando no se tiene una trayectoria o un abanico muy amplio de posibilidades, puede resultar confuso y acabar en el abandono.
Sin embargo, es una gran oportunidad de autodescubrimiento que conecta con nuestros intereses personales, nuestras emociones, nuestras metas y nuestra historia. Desde tener amigos de otra cultura y poder intercambiar experiencias, hasta esa tradición culinaria que siempre te ha fascinado, cada razón es válida y profundamente personal.
La lengua que se habla en un destino que anhelabas visitar de adolescente
Piensa en ese país que soñabas recorrer cuando eras joven. ¿Te imaginabas caminando por las calles de Roma, explorando los castillos de Alemania, o tomando un té en Londres? Aprender ese idioma es una forma de descubrir un país nuevo y prepararse para un viaje imaginario, que puede hacerse realidad.
Un viejo lazo familiar: raíces que nos unen
Muchos estudiantes sienten el llamado de su árbol genealógico. Si tu familia tiene orígenes italianos, alemanes o de habla inglesa, aprender ese idioma puede significar reconectar con tus raíces y honrar a las generaciones pasadas. A veces, ese viejo idioma familiar es un puente hacia la identidad personal.
Intereses culturales que te hacen vibrar
¿Sientes una conexión especial con el cine italiano o las letras de los músicos anglosajones? El idioma es la llave para comprender más profundamente la música, las películas, los libros y las historias que más nos emocionan. También puede ayudarte a crear nuevas amistades de otro lugar, ampliando tu mundo emocional y cultural. ¿Sabes cuál es la ventaja de estudiar con ARS? Al ser una academia plurilingüe, podrás elegir entre varios idiomas y, si no te convence, podrás cambiarlo sin compromiso. Solicita ahora una sesión gratuita y diseña un plan personalizado de contenidos y adaptado a tu disponibilidad horaria.