¿De qué manera se vincula un niño bilingüe a dos lenguas?  

En las familias internacionales, la integración lingüística de un niño bilingüe es un proceso delicado pero esencial para su desarrollo emocional, social y cultural. El modo en que el niño se relaciona con sus dos idiomas depende de múltiples factores: la asociación idioma-padre/madre, el entorno escolar, y sobre todo, el país de residencia

Cuando uno de los idiomas es el más usado fuera del hogar (por ejemplo, el idioma local del país), se convierte en el idioma mayoritario. Esto ocurre con frecuencia en familias que viven en España, Suiza, Alemania o Italia, donde el idioma del entorno escolar y social se impone de forma natural. 

En cambio, el otro idioma (normalmente el que se habla con uno de los progenitores en casa) se convierte en idioma minoritario. Aunque este idioma suele tener una carga afectiva fuerte, tiende a debilitarse si no se trabaja activamente. 

¿Cuál es el idioma mayoritario/minoritario para el niño? 

Identificar qué idioma es mayoritario o minoritario no depende solo del número de hablantes, sino del uso real que el niño hace de cada lengua. En una familia hispano-alemana viviendo en Suiza, por ejemplo, el alemán local puede ser el idioma mayoritario, mientras que el español, aunque presente en casa, necesita un refuerzo continuo.

En ocasiones, cuando la madre habla con el niño en el idioma del país de residencia (por ejemplo, en España), el español se fortalece como idioma mayoritario, ya que está presente en el colegio, la televisión y la calle, por tanto, domina rápidamente la mente del niño. El entorno escolar refuerza aún más su uso diario, relegando el segundo idioma al ámbito familiar.

Por otro lado, cuando el padre es el hablante del idioma minoritario (por ejemplo, el alemán) y reside en un país hispanohablante, debe hacer un esfuerzo consciente para mantener ese idioma activo. Es crucial que no se perciba como una obligación académica, sino como una herramienta para conectar con los vínculos familiares de ese idioma: los abuelos, los primos, la historia y la cultura del progenitor.

El enfoque emocional: una clave para preservar ambos idiomas 

El equilibrio entre ambos idiomas solo se logra cuando se valoran emocionalmente por igual. Si el niño percibe que uno de los idiomas representa amor, juego y comprensión, mientras que el otro se asocia con corrección o distanciamiento, optará por el primero. Por eso, el enfoque emocional del padre y de la madre en el uso de cada lengua es fundamental para que el niño se sienta completo y libre en su identidad. 

Ser bilingüe no es solo hablar dos idiomas: es vivir dos mundos, dos culturas, dos corazones. Preservar ambos lenguajes es darle al niño la posibilidad de crecer íntegro. 

En ARS ayudamos a equilibrar esta relación lingüística mediante programas personalizados para niños bilingües, fomentando el aprendizaje activo del idioma minoritario para lograr una integración lingüística completa. Nuestro enfoque emocional y cultural asegura que ambos idiomas convivan en armonía, fortaleciendo la identidad del niño en ambas culturas. 

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